lunes, septiembre 15, 2008

El antìdoto contra la violencia es promover desde los medios la legalidad?

En estos momentos en los que la violencia salió del clóset y se instalò en las calles de todo el país, pareciera que los periodistas no podemos hacer màs que dos tipos de periodismo.

El periodismo de reacciòn: contar los muertos, anunciar cada nuevo rècord en el ejecutòmetro, hurgar en el historial de las de las bandas delictivas que --desde el si no pueden renuncien- "destapa" cada 3 dìas el gobierno, cronicar cómo huele el paraje donde fueron encontrados los últimos ultimados, reconstruir cómo pudo haber sido ejecutado el ejecutado o secuestrado el secuestrado, reproducir el discurso de guerra contra el mal del Presidente y hasta el que los narcos imprimen (ya sin faltas de ortografìa) en sus mantas.

(Si el medio de comunicaciòn da un paso más allà, cosa que rara vez se ve, puede hurgar en la relaciòn que tenìan los mafiosos y con los funcionarios. O tambièn puede pedirle a sus reporteros que se disfracen de policìas y pongan un retèn para comprobar en vivo y en directo que cualquiera puede colocar un retèn y de paso puede enseñarle a los que quieren ser malos dònde pueden adquirir los uniformes policiacos (lo vi, no es broma))

Pareciera que el otro periodismo posible es el histèrico: llenar los noticieros de sangre y de gritos histèricos que señalan que el paìs se nos fue de las manos, que la ùnica ley que vale es la de las mafias, que todos los funcionarios deben renunciar (¿y a quièn ponemos?) y que urge aplicar la pena de muerte para castigar a secuestradores, asesinos y violadores (aunque al implantar esa pena estaremos amputando a muchas familias mexicanas porque en este paìs la mayorìa de los asesinos de mujeres son sus propias parejas, los principales secuestradores de niños son los padres que se quedaron sin la tutela y los violadores son papàs, tìos, abuelos, hermanos). Esta modalidad indica llenar las noticias con encajuelados, enteipados, encobijados, descabezados, torturados, calcinados, ejecutados, asfixiados, desmembrados hasta salpicar de sangre la cara del lector, radioescucha o televidente y provocar que èste tambièn desee refugiarse en Texas, se esconda debajo de las cobijas o se acostumbre.

¿A què viene este rollo? A que el jueves estuve en un desayuno organizado por la Fundación Prensa y Democracia con Roy Godson, director del proyecto Cultura de la Legalidad que pretende fomentar una cultura en apoyo del Estado de Derecho, y donde lo escuchè hablar sobre còmo los periodistas podemos hacer frente a la ola de violencia.

Nos presentò un video que mostraba còmo en los 80, los ciudadanos italianos, algunas organizaciones, polìticos y jueces, en trabajo conjunto, le pusieron el alto a la mafia de Palermo que aventaba tambièn cabezas y ponìa bombas, en un momento en el que la corrupciòn desbordaba el excusado y era un modus vivendi.

A grandes rasgos, Godson planteaba que en esta salpicadera de corrupciòn, violencia y desesperanza los medios de comunicaciòn pueden colaborar para cambiar las cosas y pueden tambièn ganar dinero y pùblico si aplican, de manera atractiva, esta receta:

1. Identificar en las notas dònde està el problema de la ruptura de la legalidad, tanto en las instituciones del gobierno como en la sociedad (en los dos planos para que el ciudadano vea que tambièn dando mordida al trànsito o superando los lìmites de la velocidad se rompe la legalidad);

2. Exaltar a las personas que sì respetan las leyes y han hecho bien las cosas, para que el ciudadano comùn sienta que sì se puede vivir en la legalidad, que no està solo. O sea, prestarle atenciòn a los buenos de la historia, hacerle publicidad a las personas que hacen bien las cosas, a los hèroes (yo pensaba en las muchas señoras Wallace y las doñas Emerencianas que debe haber por ahì)

3. Educar a la gente sobre las frustraciones y obstàculos que van a encontrar a partir de este viaje de la legalidad. Prepararlos sobre las dificultades que habrà en el camino y el largo tiempo que se tardarà en conseguirlo.

Salì del desayuno llena de preguntas. ¿Serà que en Mèxico los periodistas tambièn podemos encontrar hèroes? ¿Y si despuès resulta que los hèroes eran malos encubiertos? ¿Identificando que està mal el juez que deja libres a los secuestradores y el conductor que ofrece mordida al trànsito se ayudarà a contener la corrupciòn? ¿Llamando mafiosos a los mafiosos la gente dejarà de tolerar a los narcos aunque antes haya aceptado que fueran sus vecinos y que sus hijos estudien en la misma escuela? ¿Indicando los nombres de los narcopolìticos nos libraremos de ellos? ¿Los periodistas asumiremos sin resistencia el papel de educadores? ¿En esta lucha quiènes son los buenos y quiènes los malos? ¿El civismo vende?

Muchas preguntas, pero, al menos, recobrè la esperanza de que hay varios caminos posibles para rescatar a la prensa del atascadero de sangre sin sentido en que està metida y que le nubla el cerebro.

1 Comments:

At 21:22, Anonymous Anónimo said...

Hola!...Estimada Marcela:

Leo cada vez que puedo tu blogs. Me identifico con tus notas - mensajes sobre Periodismo de Esperanza.

Me gustaría algún día conocerte e invitarte a mi País PERU, para realizar un Seminario de Periodismo de Esperanza (Periodismo con Responsabilidad Social, Cívico, Participativo, Periodismo de Propuesta y Soluciones, etc.)

Sigue adelante!...Cuidate mucho!

Cariños,

Ruthy Chalco
PERIODISMO DE ESPERANZA
LIMA - PERU
ruthynuevotiempo@hotmail.com
0511-995861911

P.D.: Escribeme!...Nos comunicamos!

 

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