martes, septiembre 30, 2008

Ni un periodista menos...

Resulta que a los señores asesinos no les gustó que el periodista estuviera colgando unas mantas en las que exigía a los ciudadanos reaccionar ante tanto secuestro. De varios plomazos lo mataron. Dicen en Tabasco que ser activista de la paz fue el delito de Alejandro Zenón Fonseca Estrada por el que encontró la pena de muerte el pasado 23 de septiembre.
En el ejecutómetro de periodistas mexicanos, él es el ejecutado número 39 desde el 2000 a la fecha.
El problema de su muerte es que los periodistas no hemos hecho un escándalo por su muerte, ni hemos cuestionado al Estado porque ha sido omiso en su labor de defender la vida de los periodistas (como lo marcan los convenios internacionales que ha firmado) ni porque sólo han sido resueltos tres de estos crímenes y el resto se mantienen impunes.
Lo que más indigna con la muerte de Alejandro Zenón, además de la intolerancia de los señores sicarios, es que su muerte ya no indigna. Es constatar que ya nos acostumbramos a los asesinatos de colegas. Es saber que, más allá de las notas informativas sobre el crimen y los reportes internacionales, somos un gremio mezquino, incapaz de ponerse de acuerdo en tener un teléfono rojo y un mecanismo para reaccionar al unísono y salir a las calles a exigir garantías para nuestro trabajo y para revisar de cerca las investigaciones policiacas. Pero, de todo esto, quizás lo que más me indigna es que nosotros matamos dos veces a nuestros compañeros asesinados. Le matamos el honor, la imagen, la trayectoria, la posibilidad de acceder a la justicia al sacar la conclusión --fácil y tonta-- de que matan sólo a quienes han tenido tratos con los mafiosos. Y eso no se vale.

1 Comments:

At 20:32, Anonymous Anónimo said...

Hola soy otra vez esa reportera anónima de ese diario local, aparte de agradecerte la atención que tomastepara responder al correo, quiero dejar mi comentario.
Creo que tienes razón en que nadie del medio hace algo por los compañeros que han sido levantados y en extremo...asesinados. De hecho, aquí en mi ciudad no nos importa mucho que policías ministeriales nos apunten con armas largas para evitar que nos acerquemos a los funcionarios de la PGJ, incluso hasta nos causa gracia!!!, tampoco no nos importa que policías de los tres niveles nos avienten, que nos intenten golpear (aunque no falta mucho tiempo para eso), y que quieran quitarnos las cámaras fotográficas para impedir que tomemos gráficas cuando la riegan o cuando incurren en alguna falta e incluso delito.
Pensé que todas esas acciones eran normales y que alguna queja que surgiera entre los compañeros era porque no habían soportado de manera estoica un simple maltrato.
Por muy insignificante que parezca, los abusos no solo de delincuentes también de las autoridades van a subir de nivel, pero confío en que esto no pase...

Gracias! por mantener este blog vivo, siempre que lo leo me das la esperanza de seguir adelante en este trabajo.

 

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